junio 28, 2016

Despertó de un sueño que pronto olvidaría. Somos lo que hacemos pues ello es la exteriorización irrefutable de nuestro propio ser, dijo. Se incorporó, respiró con ganas y tranquilamente fue a lavarse los dientes.



Desterró la maldita incertidumbre de su vida y la envió al ostracismo.

Ya no se preguntaría cómo hubiera sido su vida o qué habría ocurrido si.

Decidida y definitivamente ya no.

La duda, el condicional y el potencial dejaron de existir en ese mismo instante.

Entonces diría, haría y también se equivocaría.

Así fue.



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