febrero 23, 2011

Cuento corto

El siguiente cuento lo escribí hace bastante. Hasta ahora, todo lo que había aparecido en este blog era nuevo y exclusivo, pero decidí que hacía mucho que no 'posteaba' nada y que eso tenía que cambiar... últimamente no encuentro tiempo ni para dormir, entonces me dije: y si saco 'Creer' a la luz de virtualidad? Bueno, aqui va:

Creer

Había una vez un perro con mucho dolor de espalda que no sabía qué hacer para sentirse mejor. Entonces consultó con un especialista en saber las cosas y cuando lo tuvo enfrente frunció el ceño y, con voz de perro preocupado, le dijo:

- Dígame, señor que sabe una cuantas cosas, ¿qué debería hacer un amigo mío que tiene un dolor de cabeza que lo está matando a garrotazos y lo deja desangrarse pero luego cuando el sufrimiento está por terminar lo ayuda a recobrar fuerzas; lo cura, lo cuida, lo alimenta, y después le vuelve a dar golpes y todo se repite una vez más?... ¿mmm?

Luego de haber escuchado con fina atención cada palabra del astuto y vergonzoso perro, el experto en saber las cosas miró a la distancia por unos instantes como buscando entre sus extensísimos conocimientos de este mundo de mierda y le respondió frunciendo el ceño y con voz de saber cosas muy importantes y difíciles y complicadas y que no cualquiera puede entender:

- Mire Perro, usted no es el primero que viene a consultarme en nombre de un amigo que nadie conoce y que todos sabemos que no existe porque un perro no puede tener amigos, eso es Ley de la Naturaleza... si Lassie era más bueno que todos los norteamericanos que están liberando al pueblo de Irak juntos y no tenía ni un solo amigo; usted no me va a hacer creer a mí que alguien lo quiere... ¡Y ya me calenté! ¡Así que mejor váyase antes de que lo agarre a patadas y le saque sangre del culo!

Entonces, el perro se alejó del lugar con la cabeza gacha y pasitos cortos y apurados. Luego de unos metros, ya más reconfortado por el consejo del especialista en saber las cosas, relajó su paso, irguió su cabeza y movió el rabo al pasar al lado de un niño del barrio... A pesar de que no terminaba de comprender la profundidad y alcance de las palabras que el eminente especialista le había dirigido, tenía la certeza de que el proceso de sanación ya había comenzado y pronto se completaría.

FIN

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