septiembre 18, 2012

Proclama por la libertad demente (v2.0)

Hoy inauguro una serie se posts cortos que van a contener frases hechas destinadas a convertirse en parte integral de la cultura popular al estilo del "I'll be back" de Arnold o del más cercano a nosotros, argentinos, "la tenés adentro" de D10S o incluso el "It's the economy, stupid" de Bill Clinton. Hay frases que marcan, marcan a la audiencia, marcan al que las pronuncia, marcan épocas, marcan (o sintetizan) pensamientos...

Y, ojo, no es que tenga un gusto particular por las frases hechas; más bien al contrario, intento evitarlas por una muy buena razón que ya expresaré. Pero eso no me impide reconocer que a veces unas pocas palabras dichas en el momento justo por la persona indicada pueden quedar en la historia. Personalmente pienso que las frases hechas gozan de muy buena acogida en la sociedad vertiginosa de la actualidad porque simplifican o evitan el trabajo de pensar cómo poner en palabras algo tan inasible como una idea. Y si hoy la inmediatez es reina, entonces las frases hechas son al menos señoras feudales, por no decir Caballeros. Y sí. No se puede negar que como el delivery, son prácticas, nos resuelven la vida, nos evitan pensar y las hay para todos los gustos y de todo tipo: desde simpáticas y ordinarias hasta eruditas y refinadas. Pero, claro, pedir delivery es más costoso que ir a la verdulería y tomarse el tiempo de cocinar en casa. Y este es el punto al que quería llegar: las frases hechas que tanto nos gustan tienen un costo.

Yo creo haber descubierto el por qué de este frenesí fraseril. ¿Que qué hay detrás de todo esto? Una conspiración de dimensiones alarmantes. Estoy convencido de que las frases hechas se han organizado para tomar el control del planeta Tierra. Sí, eso. Están haciendo uso de los medios masivos de comunicación y de las nuevas tecnologías de la comunicación; de la radio, de la televisión, de las comunicaciones satelitales, de internet, de las redes sociales, de twitter, del 3G, de los smartphones, de las tablets, etc. para que las repitamos una y otra vez y otra vez y otra vez. Así, van a encoger nuestras mentes progresivamente hasta que no quede más que el vacío de la repetición acrítica. Ese día su estrategia, silenciosa y serpenteante, habrá tenido éxito y las frases hechas se alzarán con el Excálibur. Mientras tanto nosotros, ignorantes pero felices, las proclamaremos incansablemente a viva voz.

Creo que todavía estamos a tiempo de evitar la masacre de nuestras mentes. Sí. Podemos retener el control de nuestros pensamientos y estos posts serán nuestros escudos en esta lucha por la supervivencia y el control del mundo; control que nos hemos ganado por derecho propio y tras muchos miles de años de caminar este planeta, desde África hasta América. Aprendimos a controlar el fuego, hicimos la rueda, inventamos la agricultura, domesticamos animales, contaminamos lo que quisimos y lo seguimos haciendo porque para eso somos los dueños. A la Tierra, la hicimos nuestra mediante el usufructo de miles de años. Y no vamos a dejar que un puñado de frasecitas hechas nos vengan a quitar el lugar.

Por eso, este post es el primer paso para vencer en una lucha que recién comienza: ¡vamos a desenmascarar al enemigo que viene a disputarnos el control del Todo!

¡Nuestras mentes, nuestras serán!



septiembre 13, 2012

¿Comienzo? ¿Final?: El final es donde partí


Michael’s pupils dilated with anger as the thought struck him --I don’t want to be that person anymore. The revelation had finally come, but his time had passed long ago.

Some may find their fate early in life, while others never get a hint of it until their last gasp.

But it does not matter, for time shall forget us all the same...