Una vez, hace algunos años ya, leí una frase que me llamó la atención. En aquél momento no supe si estaba de acuerdo con lo que afirmaba pero había algo en la idea que proponía que me seducía.
Quería estar de acuerdo. De un lado, frío y racional, sin duda dominante y avasallador, no podía estarlo. Simplemente no tenía sentido, había demasiadas pruebas en contrario. Pero. Mi costado romántico quería creer, le gustaba eso de que "todo lo que no termina en libro desaparece". Sonaba bien, sonaba lindo, idealista, no sé, ¿bohemio? Pero al mismo tiempo exagerado e irreal –lindo para leer en un libro (justamente) pero improbable.
Un libro se puede perder, se puede quemar. Y entonces, ¿qué pasa? Tantas obras se han perdido para siempre… Y si en lugar de un libro es una canción, una pintura, una foto, un blog ¿se invalida el planteo?
No. no estoy de acuerdo. Pero me sigue gustando como suena la idea. Sigo queriendo estar de acuerdo, aunque no lo estoy. No creo, aunque me gustaría creer.
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