agosto 12, 2010

Rollercoaster

Me pasó recién, terminaba de mandarle un sms a mi hermana pidiéndole un nro de teléfono.

Entonces me di cuenta de por qué vivo en un rollercoaster emocional. Algunos días (o semanas) estoy relajado, con ánimo, seguro de mí mismo, con mentalidad positiva... contento. La semana siguiente caigo en un pozo emocional, estoy atrapado en mi vida monótona, todo es igual, todo da lo mismo a fin de cuentas, estoy serio, no tengo ganas de hablar con nadie y mucho menos de escuchar a nadie. Como nadar en barro, te esforzás, te ensuciás, te agotás, y no importa la fuerza ni el empeño, siempre estás en el mismo lugar. Todo es apenas suficiente para mantener la cabeza afuera para respirar. Da lo mismo. Solamente prolongamos el hundimiento inevitable.

Por momentos caigo en la cruda apreciación de la realidad y la noción desesperante del tiempo; always taken for granted. Entonces prefiero eludirme una vez más en un sueño hipócrita y placentero en el que soy omnipotente y cosas maravillosas me pueden ocurrir en cualquier instante. Pero los instantes se suceden y lo maravilloso no ocurre, entonces el carrito ya terminó su escalada y alcanzó la cima; sigue el descenso vertiginoso hacia la realidad. Y todo vuelve a empezar.

No sé... digo, total es gratis.

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