Voy a la cocina por segunda vez y vuelvo a ver el arroz. Lo agarro, lo miro, leo la bolsita como buscando una respuesta "arroz blanco tipo largo fino", lo paso de una mano a la otra y lo vuelvo a dejar en la mesada justo donde estaba.
Devuelta en el living doy un sorbo a mi cafe y entonces, en un instante comprendo.
Mañana es el casamiento.